lunes, 27 de abril de 2020

Casa Connington, personajes no jugadores


CASA CONNINGTON

Lord y Lady Connington, con los gemelos
  • Lord Clemdall Connington (antes Baratheon) Estatus 5.

Clemdall Baratheon era el hermano pequeño del futuro Lord de la casa, Kramm. Desde bien temprano se ganó fama de ser un tipo arisco, con mala relación con sus familiares (especialmente su hermano mayor) y con un muy reducido círculo de amistades.

No parecía que el futuro del joven Clemdall fuera mucho más allá del campo de batalla, o de algún matrimonio que lo alejase de Bastión de Tormentas para tranquilidad de muchos, pero el destino se puso juguetón de la peor de las maneras. Y en el torneo de coronación del nuevo rey, Villerys Targaryen, nada menos.

En el incidente ya conocido como el de “el caballero del Abejorro”, uno de esos insectos se enredó en el velo de la dama Naiwyn Tyrell y ésta, lógicamente, tuvo que levantar la pieza de ropa de su rostro para espantar al bicho.
Con tanta fortuna que el joven Clemdall vió el rostro de la que era ya conocida como la joven más hermosa de todo Poniente. Su tío, lord Tyrell, tenía toda la intención de presentarla al joven heredero para que se prendase de ella, se casase/la tomase como amante y así evitase la presencia de conflictos entre caballeros que ansiasen la mano, u otras partes de la anatomía de la joven dama.

Algo se le metió en la cabeza del joven Baratheon, a pesar de los consejos de su hermano y sus pares, y pidió la prenda de la dama para el torneo de justas. Quien sabe si un poco confusa, la dama se la concedió en lugar de al principe, y este montó en cólera.

Clemdall y Villerys coincidieron en la primera ronda del torneo, y para horror de todos el Targaryen ultilizó una lanza de madera solida para descabalgar al Baratheon y, una vez en el suelo, desenfundó su espada de acero Valyirio y se propuso ajusticiar al insolente guerrero que había osado jugar con lo que era suyo.

La cosa acabo con el cuello de Villerys roto y girado cual becerro en el matadero, ante la impasibilidad de su madre y regente que, para sorpresa de casi todos, perdonó al asesino de su hijo y le concedió la mano de lady Naiwyn, para ahorrarse problemas.

Los aliados del difunto príncipe clamaron venganza, y lord Baratheon reaccionó regalando a su hermano el señorio vacante de Connington, y ordenándole que asumiera la guerra contra los atacantes en solitario. La casa Targaryen, en memoria del finado príncipe, se lavó las manos del asunto.

El conflicto duró una semana, estuvieron implicadas cuatro casas menores de los Baratheon, y acabó con un derramamiento de sangre bastante razonable. El grifo rampante de los Connington se alzó triumfante y ahora, 11 años después, Clemdall dirige un señorío despoblado, militarizado al extremo, y preparado para salir allá donde Bastión de Tormentas ordene.

Personalidad: Clemdall es tirando a seco en público, y no sabe fingir cuando alguien le cae mal. Gobierna a sus allegados como si el mundo fuera un campamento militar gigante, y espera que su voluntad se cumpla al momento. No aguanta los juegos de palabras ni los modos cortesanos, que suelen provocar en él explosiones de violencia cuando entiende que le están faltando el respeto. De no ser por su esposa, dicen las malas lenguas, habría muerto hace ya mucho en el Juego de Tronos, y puede que sea cierto.
Ama con locura a su esposa y a sus tres hijos, especialmente a la mayor.


Ofrenda a la dama Naiwyn Tyrell de su futuro esposo, El Becerro
  • Lady Naiwyn Connington (antes Tyrell) Estatus 4.

Hay quien dice que al nacer, sus padres supieron que sería la más hermosa. Lo cierto es que fue como cualquier bebé, una criatura rojiza, hinchada y llorona, pero al acercarse el fin de su infancia sus pobres progenitores se percataron de que tenían un terrible problema entre manos. Naiwyn, de un padre y una madre agradables físicamente como mucho, había heredado lo mejor combinándolo en un cóctel que se anunciaba mortal si no se gestionaba con prudencia. Su tío Lord Tyrell vio en ella una oportunidad. Quedó en manos de sus progenitores el darle una educación que pudiera salvarla de los peligros subyacentes a ello.

Naiwyn fue entrenada de forma tan intensiva como el más dedicado caballero, sólo que en otros campos. Matemáticas, etiqueta, gestión de recursos, cómo llevar un reino cuando tu marido o amante está en el campo de batalla. Al llegar a sus quince años estaba tan confusa como bella era, y eso es mucho decir. La fama de su encanto no paraba de crecer, motivo por el cual su madre decidió que se pusiera un velo y no se lo quitara para nada. Eso resultó un error táctico dado que nadie pudo decir “Bah, yo la he visto y no es para tanto”. A los rumores sobre su donosura se sumó un aura de misterio. Todo apuntaba a un éxito o un desastre monumentales.

En el torneo y celebración de la coronación del joven príncipe Villerys (luego llamado el Breve), la dama tuvo un percance con un abejorro. Por un segundo pensó con alivio que la picaría, le deformaría la cara, y la gente desencantada murmuraría que su belleza había sido algo así como un delirio colectivo. Pero la naturaleza tenía otro designio en mente para la desgraciada doncella, y el insecto, notándola tranquila, salió volando.

Con el velo.

Y entonces un joven Baratheon al que llamaban el Becerro, no precisamente por su brillante inteligencia, la vio.

En el torneo, el futuro Rey pasó ante ella, ella le mostró el rostro, y el enaltecido y orgulloso Targaryen pasó de largo. Tras él, el tonto Baratheon decidió pedirle prenda. Lady Naiwyn, ignorando que Villerys ya había hablado con su tío comprometiendo su prenda, pensó que el Príncipe no estaba realmente interesado, y en un momento de ceguera y alivio cometió un terrible error: dio su prenda al segundón. Allí ardió Desembarco del Rey. El futuro Rey lanzó órdenes a diestro y siniestro para hacerla llevar a su cama una vez acabara la competición, y no para dedicarse al tipo de sofisticado amor cortés que acaba en placenteros abrazos. Su familia había de ser presa y ejecutada por alta traición, ni que fuera a posteriori de que se le coronara, y sin intención de insulto alguno a su Majestad. En cuanto al Becerro, el dragón de Villerys estaba presente en el campo de batalla, la lanza no era de competición sino de guerra, el futuro rey salió con armadura completa y espada de acero valirio. ¿Qué podía ir mal para el futuro del Príncipe, o peor para los Tyrell?

Desde su posición en la grada, la joven dama empezó a percatarse de algunos detalles extraños: la Reina Regente entrando en el campo de batalla a echar al dragón. La ausencia de la Mano del Rey, en este caso de la Reina. Villerys sin duda contaba aún con una ventaja injusta, pero cuando ambos contendientes descendieron del caballo, la cosa se torció de la forma más inesperada, y el guerrero Baratheon hizo una innoble presa al cuello del futuro Rey, con fatales consecuencias para éste. Todos esperaban alguna señal para que la pelea se detuviera, pero no llegó. Ninguno de los guardaespaldas del Targaryen movió un dedo. Y al fenecer el joven a las puertas de su coronación, la Reina Regente simplemente se levantó y aplaudió, sin mover un músculo de su rostro.

Naiwyn se encontró repentinamente avocada a un compromiso totalmente opuesto al alto cargo que su tío esperaba que ocupara. Ella se dio con un canto en los dientes: seguía viva y nadie la había violado y torturado. Ser Clemdall podía no ser el más brillante del batallón, pero no era mal parecido, y pronto declaró honorables, si bien un tanto ingenuas, intenciones. Su hermano, Lord Baratheon, ex-partidario del difunto Príncipe, no fue tan benevolente, pero la verdad, a la dama sus argucias de segunda le parecieron previsibles, infantiles y burdas. Igual que él.

Desde entonces vive una vida bastante más tranquila de lo augurado, ya que los ataques a sus tierras fueron rebatidos sin excesivo esfuerzo. Su marido la adora, tiene tres hijos preciosos y algún bastardo de su real cuñado que aterriza puntualmente por ahí. Dado que la esposa del susodicho ya lidia con dieciocho hijos y un gorila, de los cuales solo tres son legítimos (gorila no incluído), francamente no considera que le vaya nada mal. Organiza banquetes para sus aliados, se cuida de no ofender a nadie, y de mantener la cabeza de su marido todo lo fría posible en relación con su cuñado.

Que las cosas podrían ser mucho, mucho peor.


Eidor Connington. Estatus 3 

Eidor tiene 10 años y una vida por delante como heredero de su casa. O al menos, de presunto heredero. Su hermana gemela ha heredado de su padre el vigor físico de los Baratheon, matizado por unas gotas del encanto demoledor de su madre. Eidor, por su parte, no ha destacado nunca ni por su físico ni por sus habilidades marciales, más bien todo lo contrario. No es que sea un joven enfermizo, ni mucho menos, pero aún no ha destacado en nada a diferencia de su hermana, que es el ojito derecho de su padre. Por el momento su carácter, más entusiasta que competitivo, le convierte en un joven vivaz que quiere seguir sí o sí el camino del guerrero y la espada, aunque su madre le está empezando a sugerir que quizá debería cultivar artes menos físicas. Lo cual a él, que esta seguro de que va a ser un caballero de renombre, le molesta profundamente... quizá porque secretamente sabe que su madre tiene razón.



Clodio.

Llegó como un botin de guerra del anterior Lord Baratheon, un esclavo traído de Dorne hecho de músculos de acero y piel de color obdisidiana. Afirmaba venir de las ciudades Libres, y un jovencito Clemdall no tardó en interesarse por las curiosas técnicas de combate cuerpo a cuerpo que enseñaba aquel instructor de aspecto extraño. Con el tiempo, el guerrero pasó a ser la sombra de Clemdall, y a día de hoy es el mayordomo de la casa Connington.

Se desconoce su edad, pero Clodio debe rondar sobre los 50. Discreto, silencioso y eficiente, cumple las ordenes de Lady Naiwyn con discreción y eficiencia, roba lo justo, y mantiene en la más absoluta discreción tanto sus numerosos idilios como su oscuro pasado.

Por orden de Lord Connington, ha entrenado a los hijos mayores del señor en las mismas artes en las que instruyó a su padre. Aunque tiene ciertas dudas sobre el talento de Eidor para el combate, tiene muchas esperanzas puestas en el tremendo talento que muestra su hermana para el aprendizaje marcial, aunque intenta disimularlo. Hay que decir que, en ese sentido, disimula mejor que el Lord con sus hijos...

Orna

Septa de Connington: Acompañó a Naiwyn desde Tyrell hasta Connington, es una mujer bien entrada a la cincuentena con mucha paciencia con los niños y poca con los haraganes. Fiel hasta la muerte a su señora, se ocupa de que todo lo que rodee directamente a la família, incluyendo la educación de los niños, esté perfecto.

Maestre Arno

Veteranisimo maestre (80 años), es el último heredero de los Connington anteriores a la llegada de la família regente actual, que tomaron el apellido como regalo de Lord Baratheon. Sin hijos y sin interés alguno por la política, se dedica a dar clases particulares a los jovenes señores, escribir sus memorias, y leer junto al fuego. Devoto de la paz (la suya), y de envejecer con tranquilidad ni sobresaltos. 

Sangrevil. Estatus 2

Capitán del escuadrón de mercenarios de elite pagados por Connington. Alto, bien parecido, pero tremendamente cínico, es la mejor espada de Lord Connington. El que sea un acero de alquiler siempre le ha restado valor de cara a los demás caballeros, pero es una primera espada eficaz y extremadamente inteligente en lo táctico en el campo de batalla. 

Su vida en el Nido de Grifos consiste en entrenar a sus hombres, mantener reuniones con Lord Connington y beber demasiado por las noches. Sin amistades conocidas, es un solitario por naturaleza que no parece tener muchos intereses en la vida.

Nota: Imágenes obra de Rayba "LGato", para más imágenes de la artista ir a su página https://www.deviantart.com/rayba

No hay comentarios:

Publicar un comentario