La conspiración urdida por la família Connington que dió como resultado la muerte de Lord Baratheon fue un plan arriesgado, basado sobretodo en que los mejores guerreros de la casa, fieles al señor original de Bastión de Tormentas, estarían embarcados rumbo al este, a la gran campañá militar contra los Puertos Libres. Eso hizo que, al ser los Connington los únicos que se quedaron con tropas veteranas al haber sido nombrados "defensores del reino", disfrutaran de una ventaja contra los partidarios del finado lord y sus ahora exiliados herederos, que tan solo podían disfrutar de tropas inexpertas que se habían quedado en reserva.
En prevención de un conflicto abierto y largo, la casa Targaryen decidió enviar a la espada del Rey a supervisar un encuentro definitivo entre las facciones de la casa Baratheon: los representantes del antiguo régimen contra los rebeledes y actuales señores de Bastión de Tormentas en un choque definitivo entre ejercitos. El objetivo: no alargar el conflicto y poner un señor firme en la casa más importante para la seguridad de Poniente.
Debido a la enfermedad de su padre, Indira Baratheon (Antes Connington) quedó a cargo de las tropas de la casa usurpadora. Por parte de los rebeldes, seguidores de los descendientes exiliados del anterior soberano, estaban comandados por Bront Caron, padre de la antigua esposa de Lord Baratheon.
Ambas facciones quedaron en una llanura al borde de las Marcas de Dorne. En presencia del Campeon Targaryen, juez del conflicto, se preparó la batalla épica....
Que nunca tuvo lugar.
La corte de los Baratheon tiró de influencias, y tras una árdua negociación que casi acaba a espadazos, se determinó que la família exiliada del Lord asesinado podría volver a las tierras de los Caron y estos, a cambio, reconocerían a Clemdall Connington como el nuevo señor Baratheon. El acuerdo fue sellado, con un intercambio de rehenes entre las dos facciones hasta que se diera el retorno de los exiliados. Lord Caron quedó retenido en Bastión de Tormentas, mientras que Aedric Morningstar, Clemdall Mertyns y Alwin Tormentas quedaron a cargo de los Caron. La cosa no fue como se esperaba: un dragón salvaje irrumpió en el cautiverio de Aedric y compañia, montó al dragón hembra del Campeón Targaryen, que estaba supervisando el trato, y provocó un caos considerable.
Como conclusión: el intercambio finalmente tuvo exito, y los Targaryen se benefician de una futura puesta de huevos de dragón. A instancias del campeón, se les otorgó una recompensa en metálico al trio de rehenes, sobretodo a Clemdall que fue el que sacó al caballero de una situación....potencialmente empotrante.
Cinco meses han pasado desde entonces, y muchas cosas han ocurrido: Indira Baratheon, a la vuelta de su viaje por Desembarco del Rey, ahora tiene otro pretendiente en lista, Onor Stark, un joven heredero norteño pero que todos los rumores indican que no va a heredar el norte en su vida. Por su parte, el otro pretendiente, Dorian Lannister, parece que se ha encamado con algún tipo de sacerdotisa del pueblo bajo las aguas y aunque no ha retirado la candidatura ha rebajado bastante sus pretensiones.
Por su parte, al finalizar la guerra civil Baratheon, la casa Mertyns sufrió tremendas perdidas al ser obligados por el lord Baratheon a pagar una compensación a sus vecinos por sus saqueos. Esperan solventar eso con el matrimonio de Clemdall con la joven Elian Dondarrion,tercera hija de la poderosa casa, cuya boda es el primer gran evento en Baratheon desde la tregua.
Por su parte Clemdall ha visto su posición reforzada en Bastión de Tormentas por el favor del campeón Targaryen, que le ha dado acceso directo a los libros del corvero real, y Aedric Morningstar ha recibido una armadura entera de placas así como una forja nueva para su trabajo.
Pero el campeón no para de anunciar a bombo y platillo que el mejor regalo va a ser para Clemdall Mertyns el día de su boda, pero que va a haber sorpresa para los tres caballeros presentes tanto en la caída del antiguo Lord Baratheon como en la primera copula de dragones en poniente en casi un siglo.
Dada la inutilidad social del Campeón, que los Siete asistan a los jovenes heroes...
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